Tu pelo merece un cuidado especial. ¡Dáselo!.
El primer paso es saber si tu pelo está realmente saludable o presenta algún tipo de daño. Aunque no lo creas, eso es más fácil de descubrir de lo que parece.
Existen dos pruebas fáciles de hacer. La más rápida es la del nudo: separa un mechón y haz un nudo simple, ajustándolo con los dedos. En seguida suéltalo rápidamente. ¿El nudo se mantiene firme o se deshace? Si tu respuesta es la segunda opción, ¡felicitaciones!: todo indica que tu pelo está fuerte y saludable, ya que tiene la fuerza suficiente como para deshacer el nudo solo.
Para aclarar la duda de una vez, aprovecha y haz también la prueba de la piscina o la tina. Suelta todo el largo del pelo en la tina o en una piscina y observa lo que sucede: ¿se hunde o flota? Si flota, ten la seguridad de que está saludable.
Eso se debe a que el pelo poroso deja entrar el agua en las fibras con mayor facilidad, lo que termina hundiéndolo. Pero no te preocupes, los daños no son irreversibles, y mejor aún si comienzas a cambiar viejos y malos hábitos, y a incluir buenos productos y prácticas en tu rutina de cuidado del pelo.